Las personas que me conocen saben que me gusta mucho viajar,
siempre fui de la idea que viajar nos ayuda a tomar distancia y ver las cosas
desde otra perspectiva. Cambiar de aires siempre sienta bien si uno no sabe muy
bien lo que necesita, si no esta claro. Además del añadido, no menos importante
y muy enriquecedor, de aprender y
entender otras formas de concebir la vida, otras culturas.
Pero, qué pasa cuando el viaje que nos proponemos es hacia dentro?
A través de este blog les propongo que hagamos las maletas
con todo lo necesario para emprender un viaje, pero esta vez el viaje será
hacia ti. Y ya verás que no necesitarás mucho equipaje, de hecho mientras menos
pesado te sientas, menos pesado se hará el camino. En esta travesía, no nos centraremos en el
destino sino que intentaremos saborear todo aquello que vayamos descubriendo,
disfrutando de las sensaciones y degustando nuestras emociones.
Seamos conscientes de que este será un viaje de ida, porque
a medida que vayamos descubriéndonos ya no podremos volver atrás.
Una de las claves para que el viaje sea más ameno será
aprender a escucharnos, y aprender a
parar cuando tengamos la sensación
de que nos estamos desviando de nuestro camino. Porque a veces escogemos
caminos que, si bien nos enseñan muchas cosas, también nos alejan mucho de lo
que nuestra vocecita (o guía) nos está diciendo. Es muy importante que durante
este viaje alimentemos mucho una relación, la relación que tenemos con nosotros
mismos, ya que será el único compañero que tendremos durante toda la aventura.
Para ello no solo pondremos atención en escucharnos sino también en mimarnos y
tener todos los cuidados necesarios para sentirnos fuertes y ganar confianza,
no olvidemos que el viaje y lo que descubrimos mientras lo recorremos se basa
en decisiones y si dudamos de
nosotros mismos, dudamos de nuestras decisiones, dudamos de nuestras
capacidades.
Percibiremos también, que si todo fluye y de repente nos encontramos con personas maravillosas, que
sintonizan con nuestra búsqueda interior, es señal de que no nos hemos perdido.
Y que si estamos confundidos y nos sentimos cansados, lo
mejor es parar, coger fuerzas y permitirnos soñar.
Es normal perdernos entre tanto posibles caminos
desconocidos, no hay nada malo en ello, cuando esto ocurra solo necesitaremos
reenfocarnos, sin prisas, sin presiones y sobretodo sin miedos.
Creo que si sabemos reconocer cual es nuestro verdadero camino podremos tener días
mejores y días peores, pero lo estaremos recorriendo con la certeza de que es nuestro,
para nosotros, y eso nos hará sentir plenos.
Al final la vida es simplemente eso, un viaje, en nosotros
está el enfoque que queremos a darle. Pero yo pienso que si trata de una aventura,
mucho mejor si la disfrutamos plenamente. No crees?
De eso se trata la vida, encontrarnos, conocernos, y disfrutar de la experiencia, pues claro que si, ....
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