sábado, 29 de noviembre de 2014

Dejarse llevar esta bien, pero no siempre…


Últimamente escucho mucho el concepto de fluir y dejarse llevar, y la verdad es que todo sería más fácil si confiáramos más y nos dejásemos llevar por lo que sentimos. Pero creo, que este concepto muchas veces se confunde, por eso insisto en la importancia de ir contra corriente, de plantearnos nuestras propias revoluciones personales, de dejarnos llevar sólo por elección.

Dejarse llevar esta muy bien si tenemos claro lo que queremos; entonces a partir de tomar ciertas decisiones y de provocar ciertos cambios que nos conducen a lo que deseamos, en ese momento soltamos, ya no oponemos resistencia, nos abrimos a recibir lo que nos toca…Fluimos.
Sin embargo, dejarse llevar por la masa, por la norma, borra el añadido de la elección. Y es aquí cuando se manifiesta la diferencia. En el primer caso decidimos, en el segundo deciden por nosotros, en ambos nos dejamos llevar, pero la acción de dejarse llevar es bien diferente, incluso opuesta.


¿Lo hacemos por elección o lo hacemos porque si?
Dejarse llevar por situaciones que sabemos no nos conducen a ninguna satisfacción o búsqueda real de nuestro ser, nos deja en situación de vulnerabilidad. Pero, cuidado, somos nosotros mismos los que a través de la inercia optamos a esa posición de "vulnerabilidad".

Somos los creadores de nuestro presente, y tenemos el poder de transformarlo.

Cuando logramos sintonizar con nuestro interior, todo lo que nos llega es justo lo que nos permite fluir hacia lo que nos llena. Por eso no olvidemos, el primer paso es escucharnos, el segundo seguir nuestra intuición (y provocar cambios) y el tercero dejar que todo fluya, pero sin olvidarnos nunca de escuchar nuestra voz.

Ahora bien, antes que nada pregúntate ¿Te dejas llevar por convicción o por inercia?

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